LAS ZONAS A DEFENDE EN PERÚ Y FRANCIA, LUCHAS CONTRA EL SISTEMA
Por: Milton Sánchez (*)
Por: Milton Sánchez (*)
A inicios del mes de noviembre, Cajamarca fue el escenario de un singular suceso; policías franceses capacitaban a sus pares peruanos en técnicas de control de multitudes (represión de protestas sociales), para evitar más muertos en protestas sociales, decían los titulares de los diarios cajamarquinos y las notas de prensa del ministerio del interior. Una semana después, la policía francesa reprimía, como sus pares peruanos lo hacían con los Guardianes de las Lagunas en Cajamarca, a pobladores de Notre-Dame-des-Landes, que vienen protestando contra una empresa transnacional que tiene como aliado al Gobierno francés, bien podría denominarse la “Conga francesa”.
Campesinos de la región de Notre-Dame-des-Landes, cerca de Naoned (Nantes) oriente de Bretaña, este del estado Frances, se oponen a la edificación de un aeropuerto sobre sus tierras, este propósito conllevará la destrucción de más de mil 600 hectáreas de humedales, bosques y terrenos agrícolas.
Desde hace 40 años, políticos y empresarios planean la construcción de este mega aeropuerto, el impulsor de este proyecto es el socialista Jean-Marc Ayrault, que fue alcalde de Nantes y ahora es el Primer Ministro de François Hollande. En el 2010 el proyecto ha sido adjudicado a la transnacional Vinci, la primera empresa del mundo en la construcción de grandes estructuras, quien además, ha denunciado a los habitantes de la zona.
Este proyecto pretende constituir una gran plataforma económica internacional, denominado “El Gran Oeste”; ello implica poseer el control de la tierra, el aire y el mar y dar paso a la construcción de puertos, aeropuertos, carreteras y autopistas, consolidando el sueño de la gran metrópolis y de la expansión económica de los grupos de poder. Es la misma expansión capitalista que opera en Cajamarca, con la diferencia de “EL Gran Oeste” allá y el distrito minero acá.
Durante los últimos años, se ha generado una creciente solidaridad, sumándose a la lucha numerosos jóvenes cercanos a los movimientos okupa, que luchan en contra de la industrialización, la urbanización acelerada de la sociedad y buscan el resurgimiento de bases de vida colectiva en el campo. Centenares de personas se han trasladado a vivir a la ZAD (Zona a Defender para los opositores, Zona de Acondicionamiento Diferido para los promotores), una especie de “Guardianes de las Lagunas”, versión europea, construyendo cabañas en los árboles o en el suelo, ocupando las casas abandonadas que fueron expropiadas por el estado, creando huertos que producen verduras ecológicas que las distribuyen gratuitamente entre los vecinos, desafiando la lógica del mercado; han montado una panadería en el bosque, una biblioteca en un bus, han generado estructuras autónomas comunes y espacios de encuentro entre los diferentes mundos que conviven en el área amenazada. Este territorio, antes de desocuparse como quisiera la transnacional y el Gobierno francés, recobró vida con esta nueva dinámica social.
El primer ministro, principal promotor, está muy cuestionado y debilitado. Existe un fuerte malestar de su propio Gobierno, sus aliados Los Verdes e incluso sus propias bases socialistas locales se han mostrado en contra del proyecto.
A mediados del mes de octubre, la presión de la Transnacional ha impulsado el desalojo. Más de 15 mil personas se han movilizado en el mes de noviembre, en la que unos 500 agentes de la policía, apoyados con maquinaria pesada, procedieron a destruir las cabañas levantadas en el lugar y lanzaron bombas de gas lacrimógeno contra varios grupos, que respondieron con piedras, botellas y otros objetos. El enfrentamiento dejó como saldo dos periodistas y más de veinte civiles heridos. Los habitantes de la zona denunciaron que las fuerzas policiacas actuaron con inusual violencia y el Ministro del Interior francés, Manuel Valls, justificó la intervención y aseguró que se hará todo lo necesario para cumplir con la ley e iniciar los trabajos de la nueva instalación. En nada se diferencian a los ministros de Humala, quien en ese mismo instante se encontraba en Cádiz, España, comportándose como un representante empresarial en la “Cumbre Iberoamericana” con los jefes y jefas de estado y de gobierno de España y Portugal y sus ex colonias, tratando de atraer más inversión con la infeliz expresión: “El Perú tiene una minería moderna del siglo XXI, frente a actividades renovables arcaicas, muy artesanales, del siglo XIX como la agricultura y la ganadería”, reafirmando su traición al pueblo peruano.
Estos gobiernos entregados al capitalismo, aplican una misma receta; han acondicionado una estructura política en función de sus objetivos, deslegitiman a los que nos oponemos a vivir sometidos a lógica neoliberal que depreda nuestros recursos naturales, desplegando un feroz aparato mediático. Usan la represión social y política, encaminada a romper los procesos de unidad popular, utiliza a la policía para reprimir, haciendo del miedo uno de los mecanismos de control social; no le interesa el país, el capital no distingue si es del primer o tercer mundo, importa y exporta técnicas de opresión y represión y para darle un toque humanitario y formal, lo realizan en nombre del “respeto a los derechos humanos y la democracia”.
Distintos países de Europa y América Latina han expresado su respaldo y solidaridad a los pobladores de Notre-Dame-des-Landes, solidaridad a la que nos sumamos, desde la provincia de Celendín – Cajamarca en donde también luchamos en contra de este sistema dominante. Transcribimos parte de la respuesta a una carta de solidaridad enviada por los hermanos de Chiapas, México:
“La ocupación de las tierras empezó hace tres años, seguido a un Campamento Climático. Desde ahí tratamos de organizarnos entre nosotros, a nivel local, y horizontalmente para que cada quien pueda expresar sus ideas, para que nuestras reflexiones se vean enriquecidas de las visiones de los otros, y que las decisiones se tomen juntos en consenso. De manera natural nuestra forma de organización debe permanecer abierta. El grupo de ocupantes es muy evolutivo. La gente viene de horizontes lejanos para participar en esta lucha, algun.a.o.s se quedan, algun.a.o.s siguen su camino, algun.a.o.s regresan. Se podría considerar la ZAD como una zona de cultura internacional, una base como las suyas en México, que tendríamos que poner en relación con otras bases en el mundo para así crear una red de lucha arraigada y nómada, para fracturar las fundaciones del sistema.
Más allá del proyecto del aeropuerto el cual es símbolo de un proyecto insensato, impuesto por los grupos que se consideran superiores, para permitir a una minoría, la élite económica, adueñarse de los recursos planetarios, seguir contaminando y planificando cosas imposibles, es más globalmente contra el sistema económico capitalista devastador por el que luchamos”.
Esta lucha sumadas a otras establecidas en distintas partes del mundo (el movimiento Ocupa Wall Street, en EEUU, el movimiento estudiantil en Chile, movimientos contra las mega hidroeléctricas en Brasil, Frente a la mega minería en Perú y Argentina, el pueblo indígena en Bolivia, los indignados de España, las explosiones de indignación ocurridas en el último año en Grecia, Francia, Italia, Gran Bretaña, Irlanda, y las que tuvieron lugar en Túnez, Egipto, Argelia, etc.), nos dan esperanza, pues su negación y resistencia a vivir bajo el dominio del poder del gran capital, también es la nuestra y cada vez somos menos sumisos. Esta minoría dominante ve como a nivel planetario crece un tejido social solidario consciente, con más posibilidad para defenderse e iniciar el tránsito, a través de las luchas populares de los sindicatos, los campesinos, los movimientos indígenas, las comunidades negras, etc. hacia la construcción de una civilización post-capitalista.
(*) Secretario General de la Plataforma Interintitucional Celendina – PIC
Campesinos de la región de Notre-Dame-des-Landes, cerca de Naoned (Nantes) oriente de Bretaña, este del estado Frances, se oponen a la edificación de un aeropuerto sobre sus tierras, este propósito conllevará la destrucción de más de mil 600 hectáreas de humedales, bosques y terrenos agrícolas.
Desde hace 40 años, políticos y empresarios planean la construcción de este mega aeropuerto, el impulsor de este proyecto es el socialista Jean-Marc Ayrault, que fue alcalde de Nantes y ahora es el Primer Ministro de François Hollande. En el 2010 el proyecto ha sido adjudicado a la transnacional Vinci, la primera empresa del mundo en la construcción de grandes estructuras, quien además, ha denunciado a los habitantes de la zona.
Este proyecto pretende constituir una gran plataforma económica internacional, denominado “El Gran Oeste”; ello implica poseer el control de la tierra, el aire y el mar y dar paso a la construcción de puertos, aeropuertos, carreteras y autopistas, consolidando el sueño de la gran metrópolis y de la expansión económica de los grupos de poder. Es la misma expansión capitalista que opera en Cajamarca, con la diferencia de “EL Gran Oeste” allá y el distrito minero acá.
Durante los últimos años, se ha generado una creciente solidaridad, sumándose a la lucha numerosos jóvenes cercanos a los movimientos okupa, que luchan en contra de la industrialización, la urbanización acelerada de la sociedad y buscan el resurgimiento de bases de vida colectiva en el campo. Centenares de personas se han trasladado a vivir a la ZAD (Zona a Defender para los opositores, Zona de Acondicionamiento Diferido para los promotores), una especie de “Guardianes de las Lagunas”, versión europea, construyendo cabañas en los árboles o en el suelo, ocupando las casas abandonadas que fueron expropiadas por el estado, creando huertos que producen verduras ecológicas que las distribuyen gratuitamente entre los vecinos, desafiando la lógica del mercado; han montado una panadería en el bosque, una biblioteca en un bus, han generado estructuras autónomas comunes y espacios de encuentro entre los diferentes mundos que conviven en el área amenazada. Este territorio, antes de desocuparse como quisiera la transnacional y el Gobierno francés, recobró vida con esta nueva dinámica social.
El primer ministro, principal promotor, está muy cuestionado y debilitado. Existe un fuerte malestar de su propio Gobierno, sus aliados Los Verdes e incluso sus propias bases socialistas locales se han mostrado en contra del proyecto.
A mediados del mes de octubre, la presión de la Transnacional ha impulsado el desalojo. Más de 15 mil personas se han movilizado en el mes de noviembre, en la que unos 500 agentes de la policía, apoyados con maquinaria pesada, procedieron a destruir las cabañas levantadas en el lugar y lanzaron bombas de gas lacrimógeno contra varios grupos, que respondieron con piedras, botellas y otros objetos. El enfrentamiento dejó como saldo dos periodistas y más de veinte civiles heridos. Los habitantes de la zona denunciaron que las fuerzas policiacas actuaron con inusual violencia y el Ministro del Interior francés, Manuel Valls, justificó la intervención y aseguró que se hará todo lo necesario para cumplir con la ley e iniciar los trabajos de la nueva instalación. En nada se diferencian a los ministros de Humala, quien en ese mismo instante se encontraba en Cádiz, España, comportándose como un representante empresarial en la “Cumbre Iberoamericana” con los jefes y jefas de estado y de gobierno de España y Portugal y sus ex colonias, tratando de atraer más inversión con la infeliz expresión: “El Perú tiene una minería moderna del siglo XXI, frente a actividades renovables arcaicas, muy artesanales, del siglo XIX como la agricultura y la ganadería”, reafirmando su traición al pueblo peruano.
Estos gobiernos entregados al capitalismo, aplican una misma receta; han acondicionado una estructura política en función de sus objetivos, deslegitiman a los que nos oponemos a vivir sometidos a lógica neoliberal que depreda nuestros recursos naturales, desplegando un feroz aparato mediático. Usan la represión social y política, encaminada a romper los procesos de unidad popular, utiliza a la policía para reprimir, haciendo del miedo uno de los mecanismos de control social; no le interesa el país, el capital no distingue si es del primer o tercer mundo, importa y exporta técnicas de opresión y represión y para darle un toque humanitario y formal, lo realizan en nombre del “respeto a los derechos humanos y la democracia”.
Distintos países de Europa y América Latina han expresado su respaldo y solidaridad a los pobladores de Notre-Dame-des-Landes, solidaridad a la que nos sumamos, desde la provincia de Celendín – Cajamarca en donde también luchamos en contra de este sistema dominante. Transcribimos parte de la respuesta a una carta de solidaridad enviada por los hermanos de Chiapas, México:
“La ocupación de las tierras empezó hace tres años, seguido a un Campamento Climático. Desde ahí tratamos de organizarnos entre nosotros, a nivel local, y horizontalmente para que cada quien pueda expresar sus ideas, para que nuestras reflexiones se vean enriquecidas de las visiones de los otros, y que las decisiones se tomen juntos en consenso. De manera natural nuestra forma de organización debe permanecer abierta. El grupo de ocupantes es muy evolutivo. La gente viene de horizontes lejanos para participar en esta lucha, algun.a.o.s se quedan, algun.a.o.s siguen su camino, algun.a.o.s regresan. Se podría considerar la ZAD como una zona de cultura internacional, una base como las suyas en México, que tendríamos que poner en relación con otras bases en el mundo para así crear una red de lucha arraigada y nómada, para fracturar las fundaciones del sistema.
Más allá del proyecto del aeropuerto el cual es símbolo de un proyecto insensato, impuesto por los grupos que se consideran superiores, para permitir a una minoría, la élite económica, adueñarse de los recursos planetarios, seguir contaminando y planificando cosas imposibles, es más globalmente contra el sistema económico capitalista devastador por el que luchamos”.
Esta lucha sumadas a otras establecidas en distintas partes del mundo (el movimiento Ocupa Wall Street, en EEUU, el movimiento estudiantil en Chile, movimientos contra las mega hidroeléctricas en Brasil, Frente a la mega minería en Perú y Argentina, el pueblo indígena en Bolivia, los indignados de España, las explosiones de indignación ocurridas en el último año en Grecia, Francia, Italia, Gran Bretaña, Irlanda, y las que tuvieron lugar en Túnez, Egipto, Argelia, etc.), nos dan esperanza, pues su negación y resistencia a vivir bajo el dominio del poder del gran capital, también es la nuestra y cada vez somos menos sumisos. Esta minoría dominante ve como a nivel planetario crece un tejido social solidario consciente, con más posibilidad para defenderse e iniciar el tránsito, a través de las luchas populares de los sindicatos, los campesinos, los movimientos indígenas, las comunidades negras, etc. hacia la construcción de una civilización post-capitalista.
(*) Secretario General de la Plataforma Interintitucional Celendina – PIC
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