TRES AÑOS DE LA HERMOSA IDEA DE TIERRA Y LIBERTAD
Una hermosa idea empezó a cristalizarse en el Perú los días 22, 23 y 24 de abril. Esos días del año 2010 se llevó a cabo el Congreso que fundó el Movimiento Tierra y Libertad.
La iniciativa vino desde las rondas campesinas de Cajamarca y de las alturas de La Libertad, cuando líderes ronderos y populares proponen a Marco Arana iniciar la organización de un proyecto político que represente la lucha en defensa de las fuentes de agua y vida, amenazadas por megaproyectos mineros instalados en territorios andinos bajo el amparo de los sucesivos gobiernos neoliberales.
La defensa de la Madre Tierra o Pachamama y de los pueblos y sus formas de vida fue el centro de la nueva propuesta de organización política, de allí el nombre asumido: “Tierra y Libertad”, porque el compromiso central es con la defensa del agua, del territorio, de los bosques, del mar y el aire, así como reafirmar el carácter megadiverso y pluriproductor que siempre ha caracterizado a nuestro país y a la región andina en general.
No es casualidad, por tanto, que la fecha de fundación de Tierra y Libertad haya coincidido con el Día Mundial de la Tierra que es el 22 de abril.
Indesligable de la defensa de la naturaleza está la lucha por los derechos de los pueblos que habitamos el Perú, en costa, sierra y selva. La lucha por impedir la imposición de modelos económicos depredadores y contrarios a la forma de vivir de cada uno de nuestros pueblos. Por eso somos libertarios y asumimos el carácter de “movimiento” para tratar de corresponder con la realidad multicultural del país, para que todos los pueblos, ciudadanas y ciudadanos puedan ser incluidos en el proyecto político, apropiarse de él y luchar de manera conjunta.
La iniciativa de los ronderos cajamarquinos y liberteños recibió la adhesión de diversos sectores de luchadores sociales y líderes populares e indígenas, así como de mujeres y hombres con trayectorias de lucha democrática, socialista, antimperialista, contra la corrupción, defensores de los derechos humanos y de los pueblos originarios, estudiantes, intelectuales y profesionales.
Han sido cuatro años de intenso trajinar y elaboración de nuevas propuestas programáticas, participando de la lucha de Cajamarca por el Conga No Va, impulsando la Marcha Nacional del Agua, la Marcha de los Caxamarcas, apoyando a las comunidades de Espinar y su reclamo a la minera Xtrata-Tintaya por contaminar sus ríos, al lado del pueblo arequipeño de Islay contra el proyecto Tía María y del pueblo de Iquitos y las comunidades amazónicas que resisten la explotación petrolera que contamina sus ríos, mostrando nuestra solidaridad con todos los conflictos de carácter socioambiental así como con las luchas de los trabajadores, mujeres, estudiantes y pobladores afectados por el modelo económico.
También hemos sostenido duras jornadas contra la corrupción y la impunidad, al lado de colectivos ciudadanos y organizaciones sociales para impedir la liberación del genocida y ladrón Alberto Fujimori, y exigir el enjuiciamiento de los responsables del faenón aprista y de todos los casos de corrupción pendientes.
Nuestra lucha contra la corrupción la hemos desarrollado incluso en el ámbito municipal en el reciente proceso de revocación en Lima, impidiendo, junto a otros sectores democráticos, que la mafia de Castañeda Lossio y Alan García lograran cortar la gestión honesta y transparente de la alcaldesa Susana Villarán y la Confluencia por Lima de la cual formamos parte.
Hemos dado también una dura batalla contra las corrientes violentistas que luego de haber causado la muerte de decenas de campesinos, hoy reclaman amnistía sin mostrar el más mínimo arrepentimiento por los actos genocidas que cometieron.
Nuestro cuarto aniversario nos encuentra con inscripción legal ante el Jurado Nacional de Elecciones y en pleno proceso de construcción de un Frente Amplio, concebido este como alternativa de gobierno y de cambio de los movimientos y organizaciones sociales que vienen luchando contra el continuismo del gobierno de Ollanta Humala y la política extractivista destructora de las fuentes de vida. Un espacio que las fuerzas de izquierda debieran compartir renovando sus discursos y métodos, dejando atrás todo caudillismo, hegemonismo y los acomodos electoreros.
El Frente Amplio asume la ruptura con el extractivismo neoliberal y rechaza el control y supremacía de las transnacionales y la banca internacional sobre nuestro país; reivindica en consecuencia un modelo económico social post extractivista, pluriproductor, organizado desde lo local, de aliento a la pequeña producción agrícola, artesanal e industrial, que proteja las fuentes de vida y esté al servicio de las personas y de la construcción de una sociedad de Buen Vivir o Vida Plena. Un modelo que deje atrás el capitalismo por ser un sistema depredador y explotador y por tanto profundamente injusto e inhumano.
¡¡TIERRA, TIERRA… LIBERTAD!! ¡¡CON EL PUEBLO POR DELANTE!!
¡¡VIVA EL FRENTE AMPLIO DE LOS PUEBLOS!!
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