Por Sociólogo: Avelino Zamora Lingán
Una de las expresiones de un país subdesarrollado como el Perú, donde el desarrollo del sector secundario o industrial es incipiente y el sector primario (agrícola-extractivo) lo es mucho más, es que la gran mayoría de su población urbana se ocupa en el sector terciario de la economía, vale decir, comercio, transporte, artesanías empleocracia, servicios, entre otras actividades de subsistencia. La población urbana de Cajamarca, al ocupar el segundo lugar en pobreza y el 25 % de ella en situación de pobreza extrema, esta situación es mucho más evidente. Solo basta una simple observación para concluir en que casi todas sus avenidas, calles, jirones, pasajes están saturadas de pequeños establecimientos comerciales, en su gran mayoría categorizados como bodegas, restaurantes, entre algunos y escasos grandes establecimientos y empresas comerciales, nacionales y transnacionales.
La llegada de la Newmont (minera Yanacocha) en 1993 generó muchas expectativas en la población, tanto de la ciudad como del campo, especialmente laborales; expectativas que con en el transcurso del tiempo han ido diluyéndose y frustrándose; pero, al mismo tiempo, el comercio tanto formal como informal se han incrementado considerablemente. Por el contrario, una de las consecuencias de 20 años de actividad minera es el actual conflicto social donde la población cajamarquina está involucrada desde hace más de un año, con un costo social de 5 muertos y una inevitable polarización social.
En este contexto, la población que vive del comercio y de otras actividades, las mismas que en su gran mayoría constituyen estrategias de sobrevivencia, más que actividades que permitan vivir cómoda y dignamente, se lamenta y cree que “sus ventas han bajado considerablemente por culpa de las protestas sociales”. Esta creencia se alimenta más aún con las versiones de cierto grupo empresarial pro minero, quien también responsabiliza de la “debacle comercial y empresarial” a las protestas sociales. No obstante, cabe precisar lo siguiente: mientras el sentido común de la población no le permite observar que detrás de la caída en sus ventas existen una gran diversidad de factores socioeconómicos; el grupo pro-minero, representado por el llamado “colectivo Cajamarca”, simplemente siembra la idea de que, todos los males por los cuales hoy atraviesa la ciudad de Cajamarca, entre éstas la de que “pierde millones de soles”, se debe a los conflictos sociales, se reduce al simple objetivo de quebrar las legítimas protestas sociales, es decir que, detrás de tal argumento, se esconde una intención abiertamente interesada y manipuladora.
Ciertamente las ventas han bajado considerablemente en estos últimos tiempos, especialmente para los medianos, pequeños y micro comerciantes; pero, no tanto por los conflictos y protestas sociales sino, como indicamos anteriormente, por otras razones, que la mayoría de la población no alcanza a ver.
En primer lugar, vivimos en una economía de libre mercado, donde todo está sujeto a la oferta y la demanda, esto quiere decir que el empresario comercial, el industrial, la trasnacional (las mismas que hoy proliferan en nuestro país), son los que fijan los precios en el mercado, bajo el principio económico en cuanto a que es el más fuerte, el que está en mejores condiciones productivas, tecnológicas, de acceso al mercado, el de mayores conocimientos tecnológicos, etc., etc., quien fija el precio de cualquier producto o servicio en el mercado; mientras que los medianos, pequeños y micro comerciantes sólo tienen que someterse al poder y a la decisión de los grandes agentes económicos.
A esto se agrega el hecho que en el Perú, la ausencia de control al sector económico es absoluta, el Estado no interviene en la economía y son los grandes agentes económicos quienes operan libremente, (Como el zorro dentro de un corral de gallinas) fijando sus precios, en el momento que ellos crean oportuno, o mejor dicho cuando la demanda lo amerite. ¡Sube la demanda, sube el precio! Así de simple. Y, como el apetito voraz del capital o del capitalista no tiene límites, los precios suben frecuentemente, sin que nadie haga algo ni nadie diga nada. En este sentido, en estos últimos meses (meses que coincide con las protestas sociales contra el mega proyecto Conga) los precios de los productos básicos o de la canasta familiar, han sufrido incrementos bastante elevados. Mientras que por otro lado, los salarios, sueldos e ingresos de la mayoría de la población están estancados desde hace buen tiempo. Esta situación ha dado lugar a una fuerte disminución de lo que los economistas llaman capacidad adquisitiva, que consiste en que si por ejemplo el día de ayer, con 10 soles, podía comprar o adquirir 5 kilos de azúcar, hoy con esos mismos 10 soles, sólo comprará 3 kilos; sí con 15 soles, una familia de 5 integrantes, compraban 5 menús; hoy con esos mismos 15 soles sólo pueden, comprar 3; sí con 1 sol compraba 10 panes, hoy debe comprar 20, porque, el precio no ha variado; pero su tamaño ha disminuido en un 50 %; y así sucesivamente, podemos ir ilustrando de como es que para la gran mayoría del pueblo, la capacidad adquisitiva ha disminuido, considerablemente. Obviamente, la población compra menos, consume menos, se cura menos, siendo los más afectados los medianos, pequeños y micro establecimientos comerciales y la gran mayoría de la población. Aunque existe un pequeño sector social, entre el cual están: funcionarios mineros, altos funcionarios del Estado, Congresistas, ministros, altos oficiales de las fuerzas armadas y policiales, la burocracia dorada y los corruptos o pájaros de alto vuelo, a quienes “la plata les llega sola”, que probablemente, su capacidad adquisitiva en lugar de haber disminuido se ha incrementado, y hoy pueden adquirir más, comer más, educarse más, vestirse más, divertirse más, comprar más casas, más oficinas, corromper más, coimear más , etc. etc. Pero este sector de plutócratas (entre ellos funcionarios mineros) no compran en las bodegas sino en el Quinde, vale decir en los supermercados (Metro, Sagafalabella; Topy Top, etc., etc.) ya que su lógica es hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres).
Así, pues, es falso que por culpa de las protestas sociales los comercios (pequeños) de Cajamarca hayan bajado sus ventas; son los supermercados o mega plazas, esos establecimientos a los cuales, muchos acuden, aunque sea para satisfacer su ego. Por ejemplo, aquí en Cajamarca ya tenemos un mega mercado, el famoso Quinde, donde existe presencia de capitales chilenos, el mismo que además está en franco proceso de crecimiento y acaba de abrir sus puertas la empresa comercial “París”, ha ingresado una gran empresa comercial ferretera “Maestro” y probablemente antes de la próxima navidad también abra sus puertas otro mega-mercado el Real Plaza. La pregunta es: ¿Se quejan los dueños o accionistas de estos mega-mercados, en el sentido de que no venden, o que sus ventas hayan bajado considerablemente? NO. Jamás van oír tales quejas, puesto que en la lógica del capitalismo y del libre mercado los grandes nunca pierden; porque precisamente se alimentan y se nutren de los millones y millones de pequeños que constituyen la masa consumista. Más aún en una sociedad donde existen ciertos complejos, donde el poblador compra en un mega o súper mercado no porque los precios sean mejores para él o el producto sea de mejor calidad, sino porque simplemente quiere alimentar su ego, su complejo de superioridad o simple y llanamente por imitar al vecino que compra allí, porque tiene mayor solvencia económica. Además, otra característica de un mega mercado o una transnacional comercial es que allí donde se asienta “devora” a los pequeños, elimina a la competencia, para quedarse sólo o sola en el mercado. O si no lo “devora” o elimina por lo menos lo afecta en tanto los pequeños comerciantes disminuyen considerablemente sus ventas. No es que llega una transnacional o grande agente económico y “convive en armonía” con los pequeños. En este sentido, una transnacional comercial como los mega y súper mercados, tiene similares efectos o consecuencias negativas que las transnacionales mineras en la zona rural, cuando en la zona rural divide, desintegra contamina, destruye, etc.
Finalmente, para todos aquellos que creen que las protestas sociales han influido en la disminución de las ventas, en sus bodegas, restaurantes, artesanías, etc., etc., la única alternativa de solución radica en que se unan a dichas protestas, para que éstas sean mucho más masivas, contundentes y efectivas, y tal vez el gobierno se decida en la solución del problema. Optar por la alternativa de la indiferencia, la apatía, o por la de cuestionar y condenar a las protestas sociales únicamente da como resultado el efecto contrario, es decir, que dichas protestas continúen, por tiempo indefinido; y, por lo tanto, las ventas sigan disminuyendo cada vez más. Ahora, no se entiende porqué es que las protestas han influido en la disminución de las ventas, cuando se estima que más del 95 % de la población citadina ni siquiera ha participado en ellas, no se ha molestado en cerrar su negocio, por algunas horas o por un día, en los momentos más críticos de tales protestas. Pues, la realidad ha sido que la gran mayoría de población que se ha movilizado por las calles ha sido de provincias. En todo caso, sostener que las protestas sociales del pueblo cajamarquino, en contra del mega proyecto Conga han influido en la disminución de las ventas en los establecimientos comerciales o cualquier otro establecimiento económico es simplemente hacerle el coro a los grupos pro-mineros, entre éstos al famoso “Colectivo por Cajamarca”, y a la trasnacional, quienes precisamente sostienen los falaces argumentos.
Fuente: Red Verde Cajamarca
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