Por Wilson Hernández
La protesta continuará mientras el gobierno no deje sin efecto el proyecto Mina Conga y la transnacional Yanacocha no desista, porque el pueblo de Cajamarca considera que el agua es un bien supremo que hay que defender, que la economía agropecuaria es preferible a la minería, que la minería sólo ha dejado destrucción ambiental y miseria, y que el referido proyecto es inviable porque amenaza un amplio ecosistema de lagunas y bofedales en el origen de cinco importantes cuencas hidrográficas.
El movimiento anti Conga ha trascendido Cajamarca. Nuestra lucha es un símbolo de lucha por una vida buena y de amor a la tierra. Pero también es la cristalización de otras luchas de pueblos hermanos. Se viene formando una conciencia verde que se rebela ante la destrucción de la naturaleza, que cuestiona la economía minera, y exige el cuidado del medio ambiente.
Otras luchas confluyen, como la de los maestros y médicos de Essalud por sus derechos laborales en una misma corriente reivindicatoria y chocan frontalmente contra un estado y una economía que sostienen un régimen de injusticia social e inequidad. El crecimiento económico es una burla contra los pobres del Perú, porque la riqueza sólo se concentra en pocas manos y no significa ninguna mejora en la calidad de la educación y la salud. Mientras se criminaliza la protesta contra un estado de injusticia, la corrupción campea y los verdaderos delincuentes gozan de impunidad.
Tierra y Libertad saluda en este nuevo amanecer de la esperanza, la lucha pacífica y democrática del pueblo cajamarquino. Ni la represión mortal, ni la infamante prensa minera, ni los estados de emergencia han podido contener la fuerza de nuestra verdad, del amor a la tierra y sus criaturas. Es inútil que el gobierno Ollantista y la minera Yanacocha insistan en imponernos Conga y prosigan derramando la sangre de nuestros hermanos y hermanas indefensos. Conga no va, pero si la justicia, aunque esta tenga que llegar con el sufrimiento de los que luchan imbuidos por esa verdad y ese amor.
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