En nuestra ciudad de Cajamarca, el Día del Campesino se celebró con una singular actividad social. Se observó un colorido, danzas, bandas típicas, trajes típicos, machetes, ponchos y sombreros, así empezó la marcha de los Ponchos y Sobreros en el marco del Día del Campesino y la resistencia pacífica contra el proyecto minero conga de la transnacional Newmont Mining Corporation en Cajamarca.
La marcha de los hermanos campesinos partió de la Plazuela Bolognesi, en donde muchas organizaciones sociales se concentraron y se dirigieron a Plaza de Armas donde se realizó un mitin en favor de aquellos que día a día vienen laboriosamente entregando su energía para cultivar y guardar la madre tierra. En este sentido, después de varios discursos una rondera bambamarquina responsable de la principal olla común agradeció al pueblo de Cajamarca por el apoyo con alimentos, dijo recibir diariamente mucho apoyo lo que significa la identidad del pueblo urbano con la defensa de las aguas, sostuvo.
DÍA DEL CAMPESINO
Por Martín Peregrino
Cuando nos referimos al campesino, lo primero que se nos viene a la mente son palabras que intentan definirlo: agricultura, ganadería, labrador, sembrador y hasta frases como: gente rural, gente inculta. Pero la realidad actual, la realidad de siempre describe al campesino como un ser muy cultural; es decir, lo describe como un generador de historia, como un elaborador de su música y un dotado en el arte de trabajar la tierra para hacerla desarrollar.
Nuestro campesino de hoy y de siempre, no solo es agricultura, no solo es ganadería. Ser campesino abarca conceptos más amplios y dones más exóticos. Dones que bien supo rescatar y resaltar el gran José María Arguedas en toda su producción bibliográfica. Tales dones como: hacer del peligro de armas filudas un instrumento para bailar; o el que sopla en la oscuridad de la noche la antara o la aguda quena, haciendo llorar a la propia luna; o tal vez aquel que se llena los pulmones de oxígeno para hacernos oír las más hermosas melodías salidas de su encantador clarín serrano.
Amigo-hermano campesino, admiramos que en muchos casos poco te mueve intereses económicos, motivado así más por tu: parentesco, tu empirismo, tu mitología para generar a los tuyos ayuda. Esa ayuda mutua que ha logrado desarrollo espiritual en tu medio y te ubica en un lugar a lo alto en la escala de la humanidad. A ti también hermano-amigo campesino, admiramos que hayas sabido con inteligencia ver en la agricultura, desarrollo comercial y valorar a la tierra como capital y mercancía, manteniendo como antiguamente gran parte de tu identidad, unión y cariño al suelo, a sus bondades y sus cultos.
Por lo anterior, no compartamos la idea que el hombre del campo sea un ser inculto; al contrario, su historia hace ver que es un erudito en la aplicación de conocimientos para generar una inmensa variedad de alimentos, sacados del vientre de nuestra madre tierra. Alimentos cuyos destinos van a parar a mesas de todos los peruanos. Y hoy por hoy, el campesino a través de sus sembríos y de sus cosechas, ha traspasado fronteras, logrando llegar, tan o más lejos que cualquier otro peruano que haya sido reconocido en el planeta.
Y por toda es magia que envuelve y engrandece el Perú, recibe hermano campesino: que vives y trabajas en las tupidas selvas; que vives y trabajas a la par con la lluvia premiadora y castigadora de la sierra; que vives y trabajas bajo el ardiente sol costero, de nuestro país, los más sinceros saludos de todos tus hermanos peruanos.
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