RÍO+20: ¿FRACASO ABSOLUTO?
Las reacciones al documento de cierre de la
cumbre Río+20 son negativas en su conjunto, y califican a la declaración como un
fracaso absoluto. Solo un par de iniciativas individuales dan lugar a la
esperanza. La experta en desarrollo y medio ambiente de la Fundación
Heinrich-Böll, Barbara Unmüßig, ya estuvo presente hace 20 años en la primera
cumbre de las Naciones Unidas sobre sostenibilidad, que también se llevó a cabo
en Río de Janeiro.
En ese momento reinaba la euforia, recuerda la
activista. “El conflicto Este-Oeste ya había pasado, y mucho países se habían
dado cuenta de cuán urgentes eran los problemas del medio ambiente. Parecía que
los dilemas acerca del cambio climático y la preservación de la capa de ozono
podían solucionarse si solo había voluntad política”, dice Barbara Unmüßig. Así
eran las cosas entonces.
Y hoy, 20 años más tarde, los problemas que
acosan a nuestro planeta son aún mayores, pero se prevé que la conferencia sobre
sostenibilidad 2012 al pie del Pan de Azúcar concluirá solo con una declaración
no vinculante acerca de la protección del medio ambiente y de la naturaleza, sin
metas concretas ni plazos determinados. “Nadie está feliz con el acuerdo” Hasta
a los políticos más experimentados les resulta difícil pintar de rosa algo que
no lo es. “Nadie está feliz con el acuerdo”, admite la comisaria europea para la
Acción Climática de la Unión Europea, Connie Hedegaard.
El ministro alemán de Medio Ambiente, Peter
Altmaier, director de la delegación alemana en Río, dice que al menos se ha
podido evitar que la cumbre fracasara, con lo cual confirma que incluso eso
hubiese sido posible. Cunden los rumores por los pasillos del centro de
conferencias en Río. No fue sino hasta hace pocos días que los grandes países
emergentes, como el anfitrión de Río+20, Brasil, o el de la cumbre del G20,
México, confirmaron en Los Cabos que pondrán a disposición varios miles de
millones en el fondo de crisis del Fondo Monetario Internacional (FMI), para
ayudar a la eurozona.
Y es por eso que ahora en Río –según se dice-
esos países quedarán exentos de cumplir con condiciones demasiado severas. Algo
difícil de comprobar. Sobre todo los activistas comprometidos con la protección
del medio ambiente concuerdan en que no se puede continuar con las condiciones
actuales de protección al ecosistema. En EE. UU. hace años que no se puede
lograr una mayoría para que ese país participe en acuerdos multilaterales sobre
cambio climático o protección de los mares.
Detrás de esa inacción se ocultan también otros
países importantes, como China e India, que solo aceptan pasar a medidas
concretas si Washington también lo hace. Y en el medio está Europa, dispuesta a
proteger al medio ambiente, pero debilitada por la crisis económica. Algo
positivo: concepto medioambiental para megaciudades Solo unas pocas iniciativas
individuales aportan algo de luz al oscuro panorama. Ocho bancos de desarrollo
como, por ejemplo, el Banco Mundial y el Banco Europeo de Desarrollo, anunciaron
durante la cumbre Río+20 que planean donar 175.000 millones de dólares en los
próximos diez años para fomentar sistemas de tráfico acordes con el entorno de
las megaciudades del hemisferio sur, allí donde las emisiones de CO2 aumentan
con más velocidad.
En total, las emisiones de gases invernadero se
incrementaron en un 40 por ciento en todo el mundo en los últimos 20 años, es
decir, desde que en Río se decidió nada menos que salvar el planeta. Algo que, a
pesar de las desesperadas advertencias de los científicos, aún no se ha logrado.
Volviendo a la deficiente declaración de propósitos de Río+20, Barbara Unmüßig
se queja, sobre todo, de la falta de voluntad política. La experta reclama que
“el documento carece absolutamente de visión y de una formulación política clara
y deseable para el futuro. No se marca ninguna pauta para los próximos años, y
ni siquiera se tratan en él los grandes temas en materia ecológica”.
Terra Noticias -Lima 21.06.2012
Tomado: http://grufidesinfo.blogspot.com/
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